Robert Mhor fue un gran guerrero, pero la leyenda escocesa cuenta que también fue un gran amante. Después de cada batalla se llevaba a las mujeres del ejército derrotado, para que nunca más volvieran a sentir placer con ningún otro hombre. Sin embargo, Robert estaba enamorado de una sola mujer: la Dama del Lago. Con ella alcanzaría cotas de placer desconocidas para cualquier otro mortal. Robert murió, pero la leyenda y el espíritu de la Dama siguen vivos, y una vez cada cien años ella reaparece en busca de su señor entre los amantes más poderosos de ese momento…